He podido disfrutar este verano de una auténtica historia, al otro lado del Atlántico, que me ha abierto los ojos sobre la necesidad de que los Managers tengamos algo “especial”.
A mí en algún momento me han llamado “querulante”. En su momento lo tomé cómo una falta de respeto…, pero si lo miro hoy (con perspectiva de agosto del 2013) tal vez sea que tengo un “puntito de especial”. ¡Bien… no soporto la perfección!
En un mundo en el que lo estándar, lo protocolarizado, lo procedimentado son los “básicos” del Management (las diez claves de la buena comunicación, los siete poderes, las cinco claves para ser un buen cocinero, los siete principios del cambio), igual, propongo desde el desconocimiento, de lo que se trata es de que cada uno sea “especial” y “único” respecto a los demás. Ello conlleva una de las palabras para mí básica en el liderazgo: autenticidad.
¿Y si la clave del “Buen Mánager” (entendiendo por buen manager alguien con unos valores, tal vez poco fomentados en un pasado… pero claves en un futuro, según mi punto de vista) fuesen los valores que llevan asociados “los niños cristal”?
Conocer a Mile y a su madre me ha abierto un escenario nuevo a la hora de hablar en las universidades y en las escuelas de negocios sobre el Líder del siglo XXI. Es el escenario que de algún modo llevo tiempo procurando “inceptar” en mis programas y en mi vida en general: “la sensibilidad directiva”
Los “Niños Cristal” están entre los más conectados, comunicativos, cariñosos. Tienen dones muy filosóficos y espirituales. Despliegan un nivel sin precedentes de gentileza y sensibilidad a este mundo. Los Niños Cristal espontáneamente abrazan y cuidan de la gente que lo necesita.
Tienen hélices de el ADN activadas que el resto de los mortales no tenemos. Por esa característica, demostrada neurocientíficamente, son seres más conscientes, despiertos y preparados para ayudar al cambio.
Los Niños Cristal creo que representan el próximo paso en la evolución humana, en la evolución organizacional, viniendo a desmantelar y remover las viejas y limitantes formas de pensamiento (vienen a ayudarnos a Desaprender principios del pasado que ya no deberían funcionar en este mundo global y espero cada vez más “sensible a las personas”).
La Misión Primaria de un Niño Cristal es enseñar las formas de Vida Multi-Dimensional: Armonía, Paz y Amor (es decir Servicio a las personas que tenemos a nuestro alrededor). Yo no sé vosotros pero yo quiero tener un Mánager que tenga “esta disfunción”. ¡¡¡¡¡Qué bueno no ser perfecto!!!!!! (¿quién establece los cánones de la perfección y el éxito dentro de una Organización?)
Las características más evidentes de estos “Managers del futuro” son (espero):
- Perciben con facilidad el temor en su entorno inmediato (¿qué necesitamos cambiar en nuestra organización para “no morir de éxito”?)
- Poseen un bajo perfil, son discretos y sumisos (fuera de una vez por todas a esos Mánagers que se creen el centro del Universo. Fuera ya a los “Ególatras”).
- Son positivos y serenos (activemos neuronas espejo “positivas”. “Yes you can”).
- Sólo piden lo necesario para sí mismos pero no dudan en exigir para los demás (Principio de servir a su gente y no que su gente “les sirva”).
- Evitan el conflicto y la confrontación (incluso ellos tienen un área de mejora: los conflictos hay que abordarlos… aunque lo bueno que tienen es que no los “fomentan”).
- Hablan poco pero con mucha profundidad (son grandes coachers. “Si tenemos dos orejas y una boca es para escuchar el doble de lo que hablamos”. Revisemos nuestros porcentajes)
- Poseen habilidades psíquicas (liderar es captar los feelings de nuestros colaboradores, no tan solo saber marcarles las pautas “hard”).
- Poseen una gran capacidad afectiva (El Management de Proximidad require sensibilidad hacia nuestra gente).
- Les agrada pasar mucho tiempo solos (El líder invisible no tiene necesidad de estar continuamente en el equipo para “que le vean”. Llega cuando debe llegar y no está para que su gente crezca… Ese tiempo lo dedica a la estrategia)
Tal vez me haya afectado tanto avión, jet lag… y diga muchas tonterías. Probablemente todo sea “una ida de olla”. ¿Qué opináis?
